La taza de los 5.000 euros

Todo comenzó hace 6 meses, cuando recibimos un correo electrónico de un cliente suizo, Orlando Narciso Martins «Lando«, que nos solicitaba la réplica de una taza comprada hace más de quince años en Barcelona y que, accidentalmente, su gato había roto.
Nos contaba que era una pieza única, que significaba muchísimo para él y que estaba dispuesto a pagar lo que fuera por ella. «1.000, 2.000 ó 5.000 euros«, nos ofecía por este antiquísimo modelo llamado Resaka, cuyo principal «atractivo» es que lleva esta palabra escrita en diferentes idiomas. Obviamente ni estaba en stock ni teníamos forma de volver a fabricarla.
Pero Lando insistió. E insistió tanto -«el dinero es lo de menos«, «estoy dispuesto a lo que haga falta para conseguirla«-, que hace unos días un compañero especializado en misiones imposibles, empezó a husmear en unas cajas en la parte más oscura e inaccesible del almacén de Kukuxumusu. Y la encontró. Una flamante taza «Resaka», perfecta e inmaculada, lista para complacer a nuestro cliente suizo. Desde la tienda online le escribieron para contarle que se había obrado el milagro.
Y entonces nos contó que la taza, verdaderamente, no era suya, sino que la había comprado su exnovia, que tomaba todos los días su desayuno exclusivamente en ella. Y cuando se rompió, Lando le prometió que encontraría la forma de recuperarla, sin importar el precio.
La taza fue enviada hace un par de días a Lando por 10 euros más gastos de envío, un precio considerablemente inferior al que estaba dispuesto a pagar.